Horrorizado por la noticia de
los salvajes violadores de bebés, pido dos cosas. 1) Que la ley caiga con todo
su peso sobre quien haya cometido estos delitos y quienes hayan podido ayudar a
cometerlos. No vale decir que sólo miraban: es tan degradante lo uno como lo
otro.
Los que lo hacían, los que
estaban allí y los que lo consumían tienen igual culpa. Además, si no hay
demanda, no puede haber oferta; así que los que miran estas degeneraciones son
degenerados también. 2) Que los medios de comunicación hagan un seguimiento de
detenciones, juicios y condenas. Sólo así sabremos qué se hace con los salvajes.
Y así, quien tenga la tentación de seguir sus pasos, sabrá qué le ocurrirá.
Evitemos olvidar para evitar que se repita.
Escrito por David Reigada
Filadelfia (EEUU)
Fuente de información:
LaVozdeAsturias