Es cuando menos una ironía
hablar de una ley natural que lleva al hombre a perseguir un único fin que es la
reproducción, cuando la afirmación viene de alguien que ha consagrado su vida al
celibato --una opción contra la que nadie se ha manifestado nunca--. Carlos
Osoro, arzobispo de Oviedo, se descalifica a sí mismo en una carta pastoral
dogmática y radical en la que ataca el matrimonio homosexual, un derecho que a
su juicio puede llevar a "destruir al hombre". El documento se titula La verdad
sobre el hombre comienza en la familia : un axioma que el sacerdocio católico
incumple religiosamente.
Con la llegada de la
democracia, la legislación española ganó poco a poco derechos que la dictadura,
con plena complacencia clerical, había negado durante cuarenta años, como el
divorcio y los matrimonios civiles. Cuando estos dos actos civiles fueron
aprobados, surgieron las mismas voces apocalípticas que surgen ahora. Hablaron
de la desintegración social y el fin de la familia. Han pasado 30 años y,
naturalmente, nada de eso ha ocurrido. Osoro se ha revelado como una de las
opiniones más extremas de la Iglesia, que sin duda cuenta en su seno con
personas mucho más tolerantes y comprensivas.
Escrito por Editoriales
Fuente de información:
LaVozdeAsturias