Seguridad a cambio de libertad
lo llamamos ahora. Seguridad ante todo, seguridad contra los locos que nos
amenazan y nos matan porque nos detestan, "porque somos libres y demócratas".
Así es como habla el presidente Bush y oyéndole se diría que efectivamente nos
odian por lo que somos y no por lo que hacemos.
Pero vayamos por partes. Quién
abrió la caja de los truenos? Pensemos en Irak, un país gobernado por un
dictador amigo de los americanos, hasta el punto de que fueron ellos, los
franceses y los ingleses los que le suministraron las armas letales con que
diezmar la población kurda y las que les sirvieron para una guerra contra Irán,
"el gran enemigo de Occidente". Es más, en las Naciones Unidas no se pudo
condenar el crimen perpetrado contra aquellos 20.000 kurdos porque Estados
Unidos vetó la resolución.
Vivían en su país los iraquís,
igual que los españoles vivíamos bajo el régimen franquista: una dictadura
protegida, amparada y reconocida por el gobierno de Estados Unidos y Occidente.
Luego las cosas cambiaron y, de pronto, Sadam, el amigo fiel, se convirtió en el
enemigo al que había que neutralizar porque tenía armas de destrucción masiva. Y
Estados Unidos, con los británicos, los polacos, los italianos, los australianos
y los españoles bombardearon el país nadie sabe exactamente por qué, pero todo
el mundo supone que para apuntarse a los beneficios de la reconstrucción, para
controlar las reservas de petróleo y para crear un Gobierno títere que fuera una
avanzadilla en Oriente, como en Oriente Próximo lo es Israel, que, por cierto,
sí tiene armas de destrucción masiva.
Pero resultó que Sadam no las
tenía y entonces los americanos echaron mano de la lucha en favor de la
democracia y la libertad y como represalia a Al Qaeda, responsable de los
atentados del 11 de septiembre en Nueva York y antiguo aliado de Estados Unidos
en la lucha contra los rusos en Afganistán.
E INVADIERON, bombardearon,
destrozaron el país, maltrataron a los ciudadanos, torturaron y humillaron a los
prisioneros, no respetaron los derechos humanos, se hicieron con el control del
petróleo y deshicieron las infraestructuras de una nación que hasta entonces,
como tantos otros países aliados del imperio, habían vivido sin democracia, con
prisioneros, sin libertad, pero sin terrorismo, porque Al Qaeda era enemigo
acérrimo del dictador Sadam Husein.
Y desde que estalló aquella
brutal guerra, que siguió a otra no menos brutal en Afganistán y que como ella
tampoco tenía justificación legal ninguna, comenzaron a surgir en Kabul, en
Bagdad y en otras ciudades de Irak y Afganistán, y también en el extranjero, es
decir, en nuestros países, grupos de resistencia y otros grupos terroristas que
matan y destrozan y bombardean y hacen víctimas entre la población civil, sean
niños, viejos, mujeres, soldados, trabajadores, policías, miembros del Gobierno
o embajadores, y más indiscriminadamente en las estaciones de tren, metro o
autobús de los países que intervinieron en la invasión, como ha ocurrido siempre
desde que el mundo es mundo, incluidos los americanos con los ingleses, los
indios con los americanos, los argelinos con los franceses, los indios con los
británicos, Agustina de Aragón con las tropas de Napoleón, los vietnamitas
contra franceses, americanos, camboyanos y chinos, los chechenos contra los
rusos, los negros surafricanos contra los afrikaners, los indios y mestizos
contra los españoles, y tantos miles de comunidades que han luchado con
brutalidad y crueldad para alcanzar en unos casos su independencia o guiados por
su odio en otros.
Sean fundamentalistas,
comunistas, liberales, todos han luchado por lo mismo y muchos de ellos lo han
obtenido, con lo que hoy en día nadie habla ya de cuando eran terroristas, sino
que se rinde homenaje a los que consiguieron la independencia. Es cierto que nos
anonadan los brutales atentados de que hemos sido víctimas, pero quién ha
atizado la hoguera? Lloramos por nuestros muertos de Nueva York, de Madrid, de
Londres, pero quién llora por las decenas de miles de muertos de Afganistán y de
Irak? Qué pasa con ellos? Son muertos de segunda? Los ciudadanos de Bagdad,
Faluya o Basora destrozados por las bombas americanas e inglesas o por los
atentados que nacieron y se multiplicaron a causa de ellas, son culpables de
algo? Qué hicieron estas gentes para merecer tanto dolor? Se diría que se lo
ganaron simplemente por el hecho de no ser occidentales, les venga la muerte de
donde les venga, porque, además, pertenecen a la comunidad terrorista.
Y AHORA, por si fuera poco, los
provocadores, esgrimen el derecho a limitar las libertades civiles y despreciar
los derechos humanos con el pretexto de luchar contra el terrorismo. El camino
se ha iniciado, no para saber quién ha provocado esta escalada imparable de
auténtico terror, lo cual ya está completamente olvidado y no parece que a nadie
le interese recordarlo, sino para defender la limitación de libertades que la
humanidad ha ido consiguiendo poco a poco a lo largo de su historia.
Ahora, para luchar contra el
terrorismo se pretende destruir el derecho a la intimidad, el derecho a la
igualdad, a la justicia, el derecho a no ser encarcelado sin acusación ni
juicio, el derecho a la presunción de inocencia mientras no se demuestre lo
contrario, el derecho a no ser torturado ni mantenido en condiciones
infrahumanas, el derecho a no ser vejado, ofendido, amenazado por perros.
¿Cómo podremos vivir con tanta
sinrazón?
Fuente de información:
LaVozdeAsturias