Rebuscando en sus cajas y 
navegando por su intranet pueden encontrarse partituras de Eduardo Martínez 
Torner, originales manuscritos de Pedro Braña y discos de pizarra de los años 
20; todo sobre los aires tradicionales asturianos. 
El Archivo de Música de 
Asturias nació en 1993, como una idea de la Caja de Ahorros y de la Fundación 
Príncipe de Asturias. En 1996, las dos entidades firmaron un convenio con la 
Consejería de Cultura. Tras un parón que duró desde 1998 hasta 2001, el 
Principado reimpulsó el archivo, ubicado en la primera planta de la Biblioteca 
Ramón Pérez de Ayala, en El Fontán. Ahora acaba de comenzar una nueva fase.
Allí acuden curiosos de lo más 
variopinto: desde investigadores en busca de datos para una tesis hasta jóvenes 
de grupos folk que quieren escuchar las únicas grabaciones conservadas de una 
gaita que dejó de sonar hace 50 años. El sitio web del Archivo (www.archivodemusicadeasturias.com) 
está a disposición del público general hace un par de semanas, después de dos 
años de trabajo. El siguiente paso será la publicación de algún libro con la 
música atesorada, para al menos sacar a la luz esas partituras de música 
asturiana desconocidas por muchos. 
De momento, sólo el 30% de los 
fondos están digitalizados y sólo se puede acceder desde los ordenadores de la 
instalación. El objetivo final es que todos los contenidos puedan consultarse a 
través de la red cuanto antes, aunque no hay plazos fijados. Esto supondrá pasar 
de sus soportes originales a otros informáticos 15.956 documentos: 3.340 son 
partituras; 234, grabaciones sonoras; 413, monografías; y 11.969, recortes de 
prensa. 
Antes se trabajaba con una base 
de datos llamada 'Musicae'. Ahora, todos los registros van a pasar a 'Absys', un 
catálogo normalizado vigente en las bibliotecas y centros de documentación de 
todo el mundo. Por el momento, la intranet del Archivo de Música de Asturias 
cuenta hasta ahora con 2.059 documentos digitalizados. 
Donaciones 
Una buena parte de los fondos 
son donaciones, aunque lo normal es tener que buscar la información a catalogar 
y preservar. Los familiares o herederos de los compositores prestan al Archivo 
los originales. Allí los clasifican, escanéan y almacenan. El Archivo se queda 
una copia y luego devuelve los papeles a los propietarios. Después de contactos 
y conversaciones, se han conseguido compilar legados como el de Baldomero 
Álvarez Céspedes, director de la Banda de Música de Gijón en 1.950. 
La obra de Torner permanece 
dispersa. En el Archivo se conservan algunas partituras, pero sus composiciones 
están desperdigadas entre España e Inglaterra, donde vive su viuda. El director 
del Conservatorio Superior, Alberto Veintimilla recordó con motivo de la 
festividad de Santa Cecilia, celebrada la semana pasada, una iniciativa 
impulsada junto a la Consejería de Cultura para la creación de un 'Catálogo 
Torner' que todavía no ha visto la luz. El Archivo sería el organismo encargado 
de realizar dicha labor de recopilación y cuidado, pero todavía no existe ningún 
plan concreto para llevarla a cabo. 
Quienes sí están catalogados 
son Pedro Braña (que fue director de la Banda Municipal de Sevilla), Facundo de 
la Viña o Enrique Rodríguez. El trabajo es lento, pero da sus frutos: por 
ejemplo Leopoldo Rodero, biógrafo de Enrique Truán, hace llegar cada poco al 
Archivo las anotaciones del maestro de la Coral Polifónica Gijonesa Anselmo 
Solar. 
Fuente de información: 
ElComercioDigital