Registrado: Mar 14, 2006 Mensajes: 139 Ubicación: Valladolid
Publicado: Jue May 21, 2009 3:26 pmAsunto: El camino de la vida .... de Jack-Sparrow
Aún me queda atravesar un par de casas para llegar a la panadería, pero ya percibo el aroma del pan recién cocinado. Cuando arribo allí, un poco antes de acercarme al mostrador, el anciano panadero ya ha colocado encima de este un magnifico pan castellano.
Una sonrisa junto a un pan blanco, la mejor defensa para evitar la toma de un fuerte.
Palabras del viejo panadero a las que añade_. Si el pan está envuelto en el papel de una carta, suele ser más sabroso.
Creo entender lo que me está pidiendo, pero le animo a que continúe.
Me cuenta que procede de una tierra española donde los cereales dan color de oro a la tierra en verano, verde intenso en otoño y primavera y, blanco como los pensamientos más puros en invierno. Que los hombres ven nacer y morir el sol trabajando y regando con su sudor la tierra que los engendraba.
De la tierra la artesanía y de ella el artesano. Su padre transformaba la planta de la vida en aquello que habría de ser imprescindible para alimentarla. Era panadero y él, aunque quiso ser un soldado aventurero y conquistador, aprendió el oficio paterno.
Luego la vida lo coloco en un barco militar y una vez hundido este por uno de bucaneros, al saber ser repostero, en uno más de los piratas del propio navío.
La suerte hizo que recalara en esta ciudad y que sus comandantes permitieran que se quedara en ella. No fue fácil, pero cuando estos supieron a que quería dedicar el resto de su vida, aceptaron ya que tenían la seguridad de que cada vez que llegasen por aquí, no dejarían de disfrutar del pan y los bollos que tan exquisitamente él hacía.
¿Y como él llego a tener ese deseo? Ahí es donde entraba la que ahora era su esposa.
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Paseaba por la ciudad cuando le atrajo el olor del pan reciente de centeno. Cuando llegó a la que ahora es su panadería, se encontró con una mujer de cara redondita y unos enormes ojos negros a los que alguna mecha de pelo tan oscuro como estos, que casi no dejaban vérselos,amasaba una torta de pan.
Tenía tal candor su mirada y tanta simpatía su gesto, que en unos instantes supo que había encontrado a la mujer que amaba o debía amar.
Tal vez la suerte le abandonara en el momento que más lo deseaba y temía, por eso, cuando ella le preguntó que deseaba y él respondió que siendo panadero desearía hablar con su marido para ofrecerle sus servicios como empleado y ella, responderle que no tenia marido, pero que podía considerar su oferta de trabajo, él, colocando su espada en el mostrador le dijo:
_. Esta es mi espada, la ofrezco para guardarla en un arcón y solo utilizarla si ello ha de salvar tu vida. Estás son mis manos, que solo deseo usar para fabricar el pan y el trabajo; y para abrazarte y acariciarte. Y este es mi corazón, que solo deseo entregártelo para unirlo con el tuyo.
Ella se quedo anonadada y después de un instante le dijo que sí. Tiempo después le contó que en ese instante ella vio entrar dos soles en la tienda. Uno, el que ya quería y poseía y el otro, aquel que tenía que llenar su corazón. Él era su sol y no iba a dejarlo marchar.
Así la conoció y unió su vida a la de ella. El resto, cincuenta años juntos en los que no dejó de amarla.
Recuerda que tomó la costumbre de trabajar unas pocas horas por la noche, con el fin de tener pan y bollos hechos para los primeros clientes de la mañana. Un hábito que aún conservaba. Hacía todas las masas y ponía a cocer en el horno esos primeros panes, luego se retiraba hasta la hora de abrir la panadería. Con estos trabajos adquirió una curiosa costumbre. Cuando terminaba las masas y colocaba los panes a cocer, se acercaba hasta el dormitorio donde ahora descansaba su mujer. Le decía lo que la quería y con un dulce beso, se retiraba permitiendo que ella siguiera durmiendo. Así todos los días desde entonces.
Un buen día, en que un problema le trastornó el trabajo y le demoró bastante, cuando ya casi lo había terminado, se encontró allí a su mujer. Esta le dijo que como no había ido a decirle que la quería, sintió que le podía haber ocurrido algo malo y que por eso estaba allí, le alegraba que no fuera así. Ese día supo que se amaban tanto, que nunca podría faltar el uno al otro.
Había leído viejas historias de Dioses que otorgaban dones a dos ancianos bondadosos; y eso era lo que querían para ellos, terminar el camino de la vida los dos juntos.
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Después de contarme parte de su historia, el anciano panadero me dice que quedan unos pocos días para su aniversario, cincuenta años juntos y que, desearía regalarle una carta diciendo lo que es y ha sido su vida juntos, pero que no sabe cómo hacerlo. Para ello cuenta conmigo, a cambio me regalará el pan de un mes, para mí, o para quien lo desee.
Le digo que de acuerdo, el pan de un mes para quien yo le indique y que tendrá su poema.
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No sé cuánto tiempo podremos disfrutar del olor del pan castellano recién hecho, ni si se cumplirá el deseo de los ancianos enamorados. Pero lo que sí que se, es que alguien podrá comer pan todo un mes, aunque no pueda permitírselo y que los ancianos, ya tienen su poema, que no me ha costado escribir, ya que me contó su vida y ello, era el mejor de los poemas.
El camino
Apoyo mis huesos para descansar
junto a un árbol del camino.
¡Que poco queda para continuar!
A mi lado
tu mano coloca el cuello de mi camisa,
en un gesto lleno de ternura.
¡Estás tan bonita!
Miro el camino vivido.
Cuan largo el sendero caminado.
A veces dificultado, otras
con la suave brisa
de la felicidad soplando.
No lo empezaste conmigo
pues en el nos encontramos,
pero juntos.
¡Hemos de terminarlo!
Siempre caminaste junto a mí.
Nunca delante, jamás detrás.
Y cuando llegue el momento
de cruzar el final
los dos juntos ¡mi amor!
Ya que si pasas primero.
¡No lo podré soportar!
Y si la suerte decide
sea yo, el primero en cruzar,
tu corazón.
De tristeza se apagará.
Cuando lleguemos al final
del camino de la vida,
tan solo deseo ¡mi amor!
Los Dioses otorguen el don.
Los dos juntos, tilo y encina.
Como ya antes, crearon ese favor. _________________ Que el sonido de una balada... dé calor a vuestros corazones
Registrado: Sep 11, 2008 Mensajes: 824 Ubicación: Cangas del narcea
Publicado: Vie May 22, 2009 7:50 pmAsunto:
Hay que luchar por los sueños, pero hay que saber también que, cuando ciertos caminos resultan imposibles, es mejor conservar las energías para recorrer otros caminos"
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