la vaca

pili · Miembro Élite Registrado: Oct 07, 2007 Mensajes: 9952

40.000 euros por media vaca
Dos ganaderías de Lérida e Italia compran la mitad de Patricia, campeona nacional en el Concurso de Raza Frisona celebrado en Gijón

Jesús Alonso posa orgulloso con Patricia, primer premio nacional del concurso de raza frisona celebrado en Gijón. :: sane
Lo primero que llama la atención de ella son sus tetas. Grandes, carnosas... perfectas. La finura de su cabeza, su cuello, esas costillas que se le marcan... Pero lo mejor son sus andares, su balanceo, su estilo. Es como si le hubiesen dado clases para aprender a desfilar. No es extraño que Patricia los tenga locos a todos: es lo más parecido a una top model en vaca. Háganse a la idea de que por una buena res pueden ofrecerse hasta 2.000 euros. Pues bien, por Patricia han llegado a pagarse 40.000 por medio animal. Pero no se asusten, que nadie piensa trocearla.
Patricia es la estrella de la ganadería La Flor, en la localidad cántabra de San Román de Cayón. Con tres años y 600 kilos, su estampa destaca del resto de congéneres que la acompañan durante su paseo matutino. Hace menos de un mes se coronó campeona nacional en el Concurso de Raza Frisona celebrado en Gijón y, en este momento, aunque ella misma no lo sepa, se está preparando para el certamen europeo que tendrá lugar en Suiza el próximo mes de febrero. Raro es el día que no llega una visita para conocerla. Hasta los veterinarios de la Facultad de León han viajado aquí para contemplarla.
Jesús Alonso es su orgulloso propietario. Y no solo se siente satisfecho por la admiración que despierta su animal. Patricia es a la vez la prueba de su buen ojo. Hace dos años, Jesús se quedó tan prendado de ella que no dudó en pagar los 14.000 euros que su dueño, otro ganadero cántabro, le pedía. «Nada más verla, a pesar de la crisis, sabíamos que teníamos que hacer un esfuerzo y comprarla».
Cortar y peinar
Jesús mimó su adquisición: habilitó para Patricia un box particular; la alimentó con hierba y un pienso diferente al del resto -«necesita mucha fibra»-, y se preocupó de que realizase ejercicio. Conforme fue haciéndose un nombre en las ferias y concursos, las atenciones se multiplicaron. Ahora le cortan el pelo -también el de la cola y la ubre-, se lo lavan, peinan y acondicionan con secador y, para sacarle todo el partido y que su piel negra brille como azabache pulido, le dan una mano de aceite Johnson's.
Jesús ya sabía que tenía un tesoro en el establo antes de que le pusieran sobre la mesa 60.000 euros por venderla. Dos empresarios, uno suizo y el otro británico (el fabricante del licor Baileys), aficionados a la ganadería de élite, estaban detrás de la oferta. En su caso, no se trataba de un capricho: llevaban meses tras la pista de Patricia. «Si hace un año me preguntan que cuánto pido por la novilla, digo que 20.000 euros y pienso que he hecho el negocio del siglo, pero ahora que he visto su evolución, sé que tengo una joya», explicó Jesús tras rechazar la proposición. Su precio, dijo, son 110.000 euros, cumpliendo con el ceremonial de regateo que rige los negocios de ganado y calculando que, al final, la cosa andaría por los 90.000.
Mientras la otra parte pensaba su jugada, se coló más personal en la puja: dos ganaderías de Lérida e Italia -Ponderosa Holstion y El Albero-, que alcanzaron un acuerdo para abonar 40.000 euros por hacerse con el 50% de los derechos sobre la vaca, una cantidad nunca antes alcanzada en España. Según el trato, Patricia se queda en casa al cuidado de Jesús, que se ocupará de ponerla a punto para los concursos; él será quien se embolse el dinero de los premios (rondan los 1.000 euros), aunque compartirá el prestigio con las otras explotaciones. La parte más interesante corresponde a la extracción y comercialización de los embriones, en la que irán a medias.
¿Heredarán las hijas la hermosura de la madre? Hasta el momento, Patricia ha tenido cuatro crías, dos por parto natural y dos por embriones. Jesús sigue con mucho interés la evolución de una de ellas, de su propiedad, que se está criando en Zaragoza. «Sí que es más grande y más larga que las demás, pero hasta que no llegan a los 24 meses o así, no ves sus facultades».
A Jesús le encantaría ser el 'padre' de una estirpe de vacas perfectas, pero no es tan fácil. «En genética, dos más dos no son cuatro», advierte. Casar un buen semen -los ganaderos disponen de catálogos de toros donde elegir- con una gran vaca, únicamente sirve para poner a girar el bombo: después, para que salga una como Patricia, tiene que tocar la lotería.
Seguro que mientras la observa pasear, descuidada, por la finca, Jesús se imagina el prado lleno de vacas de ensueño... hasta que vuelve en sí.

Mari · Publicado: Mie Oct 17, 2012 6:29 pm **Asunto**:

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