Con un poblamiento primitivo que ha dejado numerosas muestras en las pinturas rupestres, la zona asturiana fue ocupada por los celtas y posteriormente por los astures, que se establecieron en una extensa región al sur de la cordillera Cantábrica, más allá de los actuales límites regionales.
La dominación romana se hizo con dificultades y no se completó hasta la época de Augusto.
La romanización no fue demasiado intensa y siempre tuvo carácter de ocupación militar que intentaba mantener pacificado el territorio ante las continuas revueltas de los astures. Ni los visigodos ni, después, los musulmanes pudieron controlar efectivamente la zona astur situada al norte de la cordillera Cantábrica. Este hecho provocó que fuera en la actual Asturias donde se organizó el primer núcleo cristiano. Un noble local, llamado Pelayo, estableció un reino independiente hacia el año 730 que fue el origen del posterior Reino de Asturias. Durante el reinado de Ordoño II (914-924) la sede de la corona asturiana pasó a León, denominándose a partir de entonces Reino de León. Asturias quedó integrada así en la trayectoria de este reino que daría origen, con posterioridad, al de Castilla. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, Asturias fue una zona periférica sin demasiada presencia en la política estatal. A partir del primer tercio del siglo XVII, se produjo una expansión agrícola y un aumento demográfico, probablemente por el desarrollo del cultivo del maíz.
A finales del siglo XIX y principios del XX, Asturias vivió un periodo de fuerte industrialización que dio origen a un potente y organizado movimiento obrero. Las inversiones industriales provenían inicialmente del extranjero (capital francés, belga y, en menor medida, británico). Por su aislamiento geográfico y por la dificultad en la extracción del carbón, la minería asturiana siempre fue sensible a las recesiones de los mercados. La superación de la fuerte crisis de finales del siglo XIX se hizo con la capitalización de las minas y las industrias metalúrgicas creadas con capitales repatriados de los llamados indianos, emigrantes asturianos enriquecidos en América.
El movimiento obrero, de tendencia socialista, tuvo una importante organización y, en determinados momentos, capitaneó acciones de carácter revolucionario, como la famosa huelga de 1917 o, en el año 1934, la llamada revolución de Asturias.
La historia de Asturias, más a fondo :
Asturias, Ocupada por grupos humanos desde el Paleolítico Inferior, durante el superior la región se caracterizó por las pinturas rupestres del oriente de la Comunidad. En el mesolítico se desarrolló una cultural original, el Asturiense, introduciéndose a continuación la Edad de Bronce, caracterizada por los megalitos y túmulos. En la Edad de Hierro, el territorio estuvo sometido a la influencia cultural celta.
La conquista romana entre 29 y 19 adC, haría entrar a Asturias en la Historia.
Tras algo más de un siglo sin presencia extranjera, los visigodos ocuparon el territorio en el siglo VI, que terminaría a principios del siglo VIII con la invasión musulmana.
En el año 718 en Asturias se produce una primera revuelta contra el poder musulmán, al mando de un (probablemente) noble llamado Pelayo. Esta revuelta fue controlada y Pelayo detenido y encarcelado.
En el 722 Pelayo consigue huir y tiene lugar una segunda revuelta que acaba con la Batalla de Covadonga, donde Pelayo vence y funda el Reino de Asturias. A partir de ese momento y hasta el 1492 la Península Ibérica estará dividida en una parte musulmana y otra cristiana.
La monarquía asturiana, a base de varias escisiones y reagrupaciones daría paso en los siglos siguientes a los Reinos de León, de Galicia, de Portugal y de Castilla.
La primera escisión del Reino de Asturias se produce a la muerte del rey Alfonso III el Magno, que reparte sus dominios entre tres de sus cinco hijos. Estos dominios incluian, además de Asturias, el condado de León, el de Castilla, el de Álava, el de Galicia y el de Portugal (que entonces era solo la frontera sur de Galicia). García se quedó los tres primeros fundando el Reino de León. Ordoño se quedó Galicia y Portugal, y Fruela se quedó Asturias.
Al avanzar la reconquista, Castilla se independizó de León y Portugal de Galicia. De los tres reinos que al final de la edad media quedaban en la península (Castilla, Aragón y Portugal) dos de ellos descienden de Asturias.
Tras las rebelión del hijo de Enrique II de Trastámara, se establece el Principado de Asturias, dándose el título de Principe de Asturias al heredero de la corona.